La 'Generación de la Molineta': crecer con el viento en Higueruela

Toda una generación de jóvenes de Higueruela no conoce el paisaje del pueblo sin sus molinos de viento. Cariñosamente, en el municipio de Albacete, se les llama la 'Generación de la Molineta' y es que hace un cuarto de siglo, la instalación del primer parque eólico de Castilla-La Mancha cambió la historia de esta localidad. Hoy día, Higueruela es un auténtico referente de desarrollo rural basado en las energías renovables.

No andaba muy desatinada la periodista Ester Pérez, cuando en aquel tiempo y en un medio de esta provincia, vaticinó: “En un futuro no muy lejano, el perfil del paisaje castellano-manchego experimentará un llamativo cambio, que no dejará indiferente a quien se pare a contemplarlo”.

De alguna manera, esta región siempre fue terreno de gigantes. En Higueruela se alzan 243 aerogeneradores en un complejo eólico repartido en cinco parques. Cuando se presentó en sociedad, en mayo de 1999, se hablaba del parque más grande del mundo. “El pueblo y la comarca dieron un giro de 180 grados”, recuerda la alcaldesa actual del municipio, Isabel Martínez Arnedo.

De repente, un municipio agrícola y ganadero pasó a incorporar la industria eólica y muchos que se habrían marchado a Almansa, Albacete, Valencia o Madrid se quedaron en el pueblo. Un gran número de jóvenes se formó en el sector mientras desde el Ayuntamiento tenían clara la oportunidad que se les ofrecía.

Comentaba con humor uno de los responsables de la empresa energética en la inauguración del primer parque: “Si bien es cierto que todos los pueblos tienen viento, no todos los pueblos tienen un alcalde capaz de apostar por una cosa rara”.

A principios del milenio, la energía eólica estaba por desarrollarse. En esta historia breve, la provincia de Albacete también había sido la primera en España donde se desarrolló un experimento real. En concreto, sucedió en diciembre de 1987, en la sierra de Ontalafía, en el término municipal de la capital. Allí se exploraron las posibilidades comerciales de la energía eólica.

Muchos vientos después, aquella rareza energética se ha hecho realidad. Según datos de Red Eléctrica Española, en 2024, la producción renovable creció en España un 10,3%. Otro titular del informe: “La eólica ha pasado a ser la segunda fuente de generación renovable de España, con una potencia instalada de 32.104 MW”. En Castilla-La Mancha, la cifra de potencia alcanza los 5.036 MW. En la región, las renovables han incrementado un 12,6% respecto a 2023. En Albacete, ya funcionan unos 80 parques eólicos. Datos que en municipios como en Higueruela se traducen en mayor calidad de vida para sus vecinos.

“Aquí se ha conseguido un equilibrio entre naturaleza y vida en el pueblo y las energías renovables”, comenta la alcaldesa de Higueruela. El próximo 30 de mayo participa en una mesa redonda sobre 'Renovables y Territorio' en la Universidad Rey Juan Carlos.

La experiencia de este municipio de Albacete ha sido reconocida, entre otros, por la Asociación Empresarial Eólica por su capacidad de integración rural. Explica Isabel Martínez Arnedo la fórmula: “Hemos invertido en futuro, en servicios sociales; tenemos 1.170 habitantes y disponemos de residencia de mayores, aula matinal, comedor escolar, transporte todos los días a Albacete para grados superiores y enseñanzas no obligatorias, escuela de música, escuela de deportes, ludoteca, biblioteca, centro joven y escuela de verano a la que asisten más de 200 niños”.

Más del 40% del presupuesto municipal proviene de los impuestos a las eólicas. “Invertimos en el futuro”, insiste la alcaldesa y ofrece tres claves más para el desarrollo de Higueruela. La residencia de mayores consiguió “dejar por los suelos el desempleo femenino”.

La tecnificación agrícola ha conseguido excelentes calidades de la uva y prestigio a sus bodegas. Y, por último, un paquete turístico que fusiona dos elementos patrimoniales de primera clase: la Laguna del Salobralejo y el yacimiento arqueológico de la alquería andalusí de La Graja.

En Higueruela, se está dando una simbiosis entre servicios sociales, patrimonio, agricultura y energías renovables. Una convivencia posible y necesaria en el medio rural. O como dice Isabel: “La idea es reducir las diferencias entre lo que puede ser una gran ciudad y un pueblo”.