Kneecap convierte la sala Apolo en una olla a presión contra el genocidio palestino en el cierre del Primavera Sound

El Primavera Sound ha tenido este año una ampliación de los escenarios más allá del parc del Fòrum, con actuaciones durante el día y la noche en distintas salas del centro de Barcelona, agrupadas bajo el título “Primavera a la Ciutat”. La experiencia, provocada por las obras de acondicionamiento del Auditori del Fòrum, ha resultado un éxito de público, por lo que los organizadores han prometido repetirla el próximo año. Una de las salas que han acogido esta iniciativa ha sido la Apolo en el distrito de Ciutat Vella.
En ella, en la noche del domingo, con el grueso del festival ya clausurado, actuó el trío norirlandés de hip hop Kneecap, que se distingue por cantar parte de sus letras en gaélico irlandés, idioma minoritario pero con un fuerte componente reivindicativo. En sus composiciones, la banda mezcla referencias a las drogas, a la juventud de Belfast, a la reunificación de Irlanda y la salida de los británicos de los condados del norte. De hecho, el mismo nombre del grupo, “rótula” en inglés, define el castigo que el IRA aplicaba a los ladrones y traficantes en los barrios católicos: un tiro en la rodilla que los dejaba cojos de por vida.
Estos contenidos les han valido, desde que iniciaran su carrera en 2017, amenazas de muerte tanto de grupúsculos terroristas republicanos (por considerar que promueven el consumo de drogas) como de paramilitares unionistas, en este caso por promover la lengua irlandesa y defender una Irlanda unificada sin presencia inglesa. La película Kneecap, que este año fue presentada a los Óscar por parte de Irlanda, cuenta la historia del grupo y está interpretada por sus tres componentes: los raperos Liam Óg Ó hAnnaidh (alias Mo Chara) y Naoise Ó Cairealláin (alias Móglaí Bap), y el productor musical DJ Próvaí –un guiño al IRA provisional, los llamados provos–, de nombre real J. J. Ó Dochartaigh y que nunca muestra su cara, pues lleva siempre en el escenario un pasamontañas con la bandera de la República de Irlanda.
Mo Chara, acusado de terrorismo
La popularidad que les ha otorgado la película explica, en parte, la expectativa levantada en Barcelona para presenciar su concierto, pero no es el único motivo: Mo Chara deberá comparecer el próximo día 18 ante la corte de Londres acusado de terrorismo por haber mostrado en un anterior concierto una supuesta bandera de Hezbolá, la milicia chií de Líbano, en solidaridad con el pueblo palestino y en condena del genocidio llevado a cabo por el gobierno Israelí. A este respecto, las leyes británicas prohíben mostrar enseñas de grupos considerados terroristas.
El concierto de Barcelona –el último que Kneecap realiza antes de la comparecencia del rapero ante los tribunales británicos, por lo que tenía una relevancia especial– reunió a numerosos asistentes de la colonia irlandesa y norirlandesa en Barcelona, así como al público local, mayormente del ámbito independentista. En la sala, abarrotada minutos antes del inicio del concierto, abundaban las camisetas de merchandising del grupo. Unas con un dibujo de una pinta de cerveza Guinness, un pasamontañas y un coctel molotov; otras con el mapa de la isla de Irlanda y la leyenda “Saca tus manos inglesas de Irlanda”. También se podían ver asistentes con el pasamontañas que usa DJ Próvaí. Y todo el mundo sostenía un vaso de cerveza mientras charlaba animadamente.
De repente aparecieron en los palcos –antiguamente la sala fue un teatro– dos encapuchaos que entre vítores del público colgaron un cartel donde se podía leer en gaélico: “agóidí ní sceimhlitheoireacht” (“Protestar no es terrorismo”). Seguidamente, los encapuchados colocaron el mismo cartel, pero en catalán, en el palco opuesto. Eran los preámbulos de un concierto que se preveía caliente, como finalmente fue.
Rapeos contundentes, bromas sobre drogas y apoyo a Palestina
Mientras el público ondeaba numerosas banderas de Irlanda y esteladas catalanas, aparecieron los miembros de Kneecap al tiempo que en el fondo de les escenario se proyectaba un inmenso “Free Palestine” que fue coreado por todo el mundo. Sin más preámbulos comenzó repaso a sus principales temas, rapeando a gritos y con contundencia sobre las bases que proponía DJ Próvaí, con frecuencia abundantes en graves y percusiones, propias del grime, en otros temas con ritmos acelerados, cercanos al hardcore techno y en algunas piezas con breaks más propios de bandas de rap político de los 90 como los Public Enemy, sin duda una gran referencia.
Entre tema y tema, Móglaí Bap y Mo Chara soltaron bromas en su inglés de Irlanda del Norte, con su fuerte acento característico que lo hace difícil de comprender, sobre drogas y la noche barcelonesa. Preguntaron, por ejemplo, al público si solía “nevar” en la ciudad, en referencia a la cocaína. Revelaron también que la noche anterior habían acudido al parc del Fòrum para ver a los irlandeses Fontianes DC y celebraron que mostraran en el escenario una enorme bandera palestina. Junto a las bromas, alternaban un contundente discurso político sobre el “genocidio palestino” –término que apareció proyectado en la pantalla del fondo de escenario– así como sobre la reunificación de Irlanda.
Saludaron también a Catalunya, a la que definieron como “otro país igual que Irlanda”. Estas referencias tuvieron su repuesta entre el público local, que coreó repetidamente el grito de “¡In-Inde-Independenci-à!”. Así fueron desgranando sus canciones: la política Fenian cunts (coños fenianos); 3CAG, un guiño al consumo éxtasis; H.O.O.D, sobre la juventud norirlandesa o Cearta, que literalmente significa “derechos”, en referencia a la ausencia de derecho lingüístico de usar gaélico con la administración británica en Irlanda del Norte.
Vitoreados por un público entusiasmado, entre gritos de “free Palestina”, “free Ireland” e “independència”, fue pasando el concierto hasta su final, en el que entonaron Get your brits out (“sacad a vuestros británicos”, se entiende que de Irlanda) y se despidieron con su polémico y habitual cántico celebratorio: Maggie is in the box (“Maggie [Margaret Thatcher] está en el ataúd), que el público recibió con entusiasmo y continuó coreando incluso una vez los miembros de Kneecap habían abandonado el escenario.
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