La NASA confirma que una presa gigantesca en China ha desplazado el eje de la Tierra y ha afectado a cuánto duran los días

Cuarenta kilómetros cúbicos de agua pesan más que toda la población mundial junta. Esa masa se acumula en un mismo punto, presionando el planeta desde una altura superior al nivel medio del mar. La superficie cede milimétricamente, el eje terrestre se ladea y el día se alarga, aunque sea en microsegundos. El problema no es el volumen, sino el lugar donde se concentra. La Tierra lo nota y todo apunta al mismo sitio.
Construida entre 1994 y 2012, la Presa de las Tres Gargantas convirtió el curso del Yangtsé en un embalse gigantesco capaz de contener hasta 39.300 millones de metros cúbicos de agua, según datos de la NASA. Esa acumulación masiva, concentrada a gran altitud, ha modificado la distribución de la masa planetaria de forma tangible.
Una masa de agua tan colosal que llega a mover el eje terrestre
El impacto se traduce en un desplazamiento del eje de la Tierra de unos dos centímetros y en un alargamiento del día de aproximadamente 0,06 microsegundos, como explicaron expertos del Centro de Vuelo Espacial Goddard. La agencia estadounidense ya había observado efectos similares tras el tsunami de 2004 en el Océano Índico, cuando el movimiento tectónico redujo la duración del día en 2,68 microsegundos.
En ese contexto, el geofísico Benjamin Fong Chao explicó que la redistribución de masas, tanto por fenómenos naturales como por obras humanas, puede tener consecuencias sobre el momento de inercia del planeta.

El fenómeno físico que lo explica se basa en una idea sencilla: cuanto más lejos se sitúa una masa del eje de rotación, mayor es su capacidad para ralentizar el giro. Igual que un patinador disminuye su velocidad al extender los brazos, la Tierra también se ve afectada cuando su masa se redistribuye hacia el ecuador.
Ese principio, aunque es abstracto, tiene una base científica comprobable. Como indica un artículo publicado por el medio Astronoo, “al almacenar una gran cantidad de agua a una altitud más alta, el momento de inercia de la Tierra aumenta”.
La magnitud de ese impacto llevó a varios equipos científicos a analizar el proyecto no solo desde el punto de vista ingenieril, sino también ambiental y geofísico. En 2010, la revista Geophysical Research Letters publicó un estudio que asociaba cambios en el eje terrestre con actividades humanas, entre ellas la construcción de esta infraestructura.
Una obra gigantesca que abastece a millones de personas pero obliga a reflexionar sobre sus consecuencias
Al margen de ese efecto rotacional, el sistema de esclusas y el ascensor de barcos integrado en la presa permite mover embarcaciones de hasta 3.000 toneladas en vertical, salvando un desnivel de más de cien metros. Esta infraestructura, además de facilitar la navegación fluvial, reafirma el papel de la presa como herramienta de desarrollo económico en la región. El embalse ha mejorado el transporte, reducido el riesgo de inundaciones y permitido una gestión más eficiente del caudal.
Sin embargo, esa intervención a gran escala también ha tenido consecuencias humanas. La construcción de la presa obligó al desplazamiento de 1,3 millones de personas y transformó por completo el entorno del Yangtsé en un tramo de 600 kilómetros.

La obra, considerada la mayor central hidroeléctrica del mundo, genera más de 80.000 millones de kilovatios-hora anuales. Esa producción equivale al consumo de países enteros y ha reducido en gran medida el uso de combustibles fósiles en China. Aun así, la comunidad científica ha subrayado que el equilibrio entre beneficio energético y consecuencias globales debe medirse con mayor detenimiento. Una de las conclusiones del estudio elaborado por la NASA es que “cualquier evento que provoque desplazamientos masivos de agua o tierra puede afectar sutilmente la rotación”.
Esa frase resume un fenómeno cuya escala es difícil de asimilar. Aunque imperceptible en la vida cotidiana, el leve cambio en la rotación demuestra cómo las acciones humanas, incluso las pensadas para resolver necesidades inmediatas, acaban alterando los mecanismos más profundos del planeta. El caso de la Presa de las Tres Gargantas no es una excepción, sino una muestra del impacto acumulativo que puede ejercer la ingeniería sobre el funcionamiento global de la Tierra.
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