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CCOO exigirá autonomía estratégica frente a la transición digital, la ecológica y la demográfica

Ingeniera supervisando una estación de energía eólica

Tomás Muñoz M.

Madrid —

El mundo se encuentra en plena transformación de la mano de la tecnología, el cambio climático y la evolución demográfica. Esta triple transición ya no es una expectativa, sino una realidad que ya está determinando cómo será el mundo en las próximas décadas. La digitalización, la crisis climática y el envejecimiento de la población están alterando profundamente las bases materiales de la sociedad, especialmente en el ámbito laboral. Por esta razón, CCOO propondrá en su 13º Congreso Confederal la construcción de un nuevo contrato social que permita anticiparse a los cambios y gobernarlos desde la equidad y la justicia: “Frente a las respuestas neoliberales que individualizan los riesgos, necesitamos un modelo que garantice derechos colectivos, seguridad y bienestar compartido”, recoge el segundo eje de la ponencia.

Actualmente, España y Europa se enfrentan a desafíos inéditos que exigen reforzar su autonomía estratégica en diferentes planos, como son el económico, el tecnológico, el energético y el industrial. La dependencia de terceros países puede agravar vulnerabilidades y retrasar la respuesta a crisis como la energética o la escasez de materias primas. “No podemos permitirnos quedar subordinados ante potencias como China o Estados Unidos”, advierte el documento del sindicato, donde se defiende que la Unión Europea debe avanzar hacia un modelo federal, más democrático y con mayor capacidad inversora. Asimismo, CCOO alerta del riesgo que supone la vuelta a unas reglas de austeridad, que “podrían frustrar los avances iniciados con los fondos europeos”. “La autonomía [continúa el texto], entendida como capacidad de decisión e intervención pública, es condición imprescindible para construir una Europa más justa, resiliente y sostenible para la mayoría social”.

Respecto a la digitalización, la organización tiene claro que ha llegado para quedarse, pero considera que no debe avanzar sin derechos ni protección. Así, especifica que tecnologías como la inteligencia artificial, el trabajo algorítmico y las plataformas digitales están transformando profundamente la naturaleza del empleo. CCOO defiende que esta transición no puede desarrollarse al margen de la negociación colectiva ni de los derechos laborales básicos: “Queremos acceso sindical a los sistemas de decisión automatizados y garantizar la participación en su diseño y control”, sostiene. La Ley Rider o la directiva europea sobre trabajadores de plataformas son avances que marcan el camino, pero, para el sindicato, no bastan. “Se necesita una supervisión pública eficaz y una acción sindical proactiva para proteger a quienes ya trabajan en entornos digitales, muchas veces desregulados y marcados por la precariedad y la opacidad empresarial”, sentencia.

La segunda gran transición es la ecológica. Para la organización, es imprescindible conjugar actividad económica y sostenibilidad, con equidad. El precio barato de energía de origen renovable es la gran oportunidad que tenemos para la reindustrialización de nuestro país. No tenemos petróleo ni gas, pero sí viento y sol. El objetivo debe ser utilizar el potencial energético que tenemos para alcanzar el pleno empleo. “España avanza hacia la descarbonización gracias a sus abundantes recursos renovables y su potencial tecnológico, pero los costes y beneficios no se reparten por igual”, asegura CCOO. La equidad pasa también por el equilibrio territorial. No puede haber una España que solo provea de territorio para la instalación de plantas de renovables, y no reciba contrapartidas en forma de inversión, empleo, y calidad de vida. Hacen falta políticas públicas para condicionar las decisiones de las empresas, escuchando y teniendo en cuenta las demandas de la ciudadanía, incluso sus agravios.

El tercer motor del cambio es el envejecimiento de la población y los desequilibrios demográficos. El sindicato alerta sobre “la discriminación laboral por edad” y advierte en relación con “la necesidad de adaptar los puestos de trabajo a las nuevas realidades, garantizar el aprendizaje a lo largo de la vida y reforzar el sistema de cuidados y el sociosanitario”. Además, señala el papel de la inmigración, imprescindible para compensar el descenso de la natalidad desde los años 80. Es un fenómeno inevitable y necesario porque hay quien necesita emigrar para vivir mejor, pero también porque España no será viable sin personas que vengan a nuestro país en los próximos años. El debate no es emigración sí o emigración no. Es emigración cómo. Cómo organizar esos flujos migratorios para que se garanticen los derechos humanos, laborales y civiles de todas las personas, y también para que el capital no utilice este proceso para deteriorar las condiciones de trabajo y de vida.

Estas tres transiciones son una oportunidad o pueden ser una amenaza. Todo depende desde qué orientación se gobiernen. Por un lado, están generando nuevas brechas que pueden traducirse en exclusión social, precariedad laboral o desigualdad estructural porque surgen diferencias por género, nivel educativo, edad, territorio y origen nacional que requieren políticas específicas. “Las personas con menor cualificación o ingresos son las más expuestas a los efectos negativos de la digitalización o de la crisis climática”, afirma CCOO. Las mujeres, por su infrarrepresentación en sectores tecnológicos y energéticos, también corren el riesgo de quedar atrás: “Sin medidas correctoras, la desigualdad aumentará”, advierte. De esta forma, el sindicato insiste en que el despliegue de políticas públicas debe incorporar perspectiva de género, justicia redistributiva y territorial, para garantizar que nadie quede atrás.

Un sindicalismo adaptado al siglo XXI

CCOO denuncia la escasa participación sindical en los planes de recuperación, tanto en España como en Europa. Razón por la que exige fortalecer el diálogo social en todos los niveles: estatal, autonómico y europeo. “No basta con estar informados; necesitamos voz y capacidad de decisión”, recoge la ponencia. “El desarrollo de un nuevo modelo productivo debe contar con la experiencia y el conocimiento acumulado por quienes representan al mundo del trabajo”, reclaman, para añadir que “solo así se garantizará que las transiciones digitales, ecológicas y demográficas beneficien al conjunto de la sociedad y no se conviertan en una nueva forma de precarización o de exclusión”.

El mensaje del 13º Congreso Confederal está claro: “Frente al catastrofismo y a la tecnocracia desmovilizadora, CCOO plantea una mirada sindical integral y reflexiva. Una mirada materialista, que analiza las causas estructurales de las transformaciones; sociopolítica, que sitúa el trabajo en el centro del debate; confederal, porque se articula desde la cooperación y la solidaridad entre territorios y sectores. También crítica, porque cuestiona los modelos tradicionales de acción y propone nuevas formas organizativas para afrontar los desafíos del siglo XXI”. El eje 2 de la ponencia concluye que “gobernar las transiciones no es un eslogan, es una necesidad. La transformación es inevitable, pero debe ser justa, democrática e inclusiva, y esto depende de la capacidad del sindicalismo para anticiparse, organizarse y movilizar al conjunto de la clase trabajadora con una propuesta fuerte, clara y compartida”.

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