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Convivieron durante siglos, pero no se mezclaron: el misterio genético del Pacífico

Un nuevo estudio publicado en Nature Ecology & Evolution presenta el primer análisis de ADN antiguo extraído en Papúa Nueva Guinea y en el archipiélago de Bismarck

Ada Sanuy

6 de junio de 2025 07:00 h

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Durante años, el origen y la interacción de los primeros habitantes del Pacífico han sido una de las grandes incógnitas para la arqueología y la genética. Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Ecology & Evolution presenta el primer análisis de ADN antiguo extraído en Papúa Nueva Guinea y en el archipiélago de Bismarck, lo que permite reconstruir una historia mucho más rica y compleja de lo que se conocía hasta ahora. El trabajo ha sido liderado por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en colaboración con universidades locales e internacionales.

Lograr secuenciar ADN de restos milenarios en una región tropical como esta es una proeza científica. Las altas temperaturas, la humedad y la acidez del suelo suelen degradar rápidamente el material genético. Aun así, los investigadores consiguieron analizar restos humanos de entre 500 y más de 2.000 años de antigüedad, lo que ha abierto una ventana directa al pasado. “Por primera vez tenemos evidencia genética directa de individuos antiguos que nos permite afinar la comprensión del pasado del Pacífico”, explica Dylan Gaffney, coautor del estudio.

Convivencia sin mezcla en Watom

En la isla de Watom, frente a la costa de Nueva Bretaña, se hallaron restos humanos que muestran únicamente ascendencia papú, pese a haberse fechado varios siglos después de la llegada de la cultura Lapita, asociada a los austronesios. Esta cultura, conocida por su cerámica decorada y su avanzada navegación, dejó huellas materiales en la zona, pero al parecer no dejó un impacto genético inmediato. “Parece que, aunque coexistieron, los diferentes grupos no se mezclaron durante mucho tiempo, lo cual es bastante inusual”, comenta la antropóloga Rebecca Kinaston.

El estudio sugiere que las influencias genéticas de la expansión austronesia no se consolidaron en la región hasta mucho después de su llegada material. Esta separación genética prolongada contradice el modelo tradicional que suponía una rápida mezcla entre los pueblos del Pacífico. Según los autores, esto podría reflejar diferencias culturales profundas, como barreras lingüísticas o normas sociales estrictas que limitaron los matrimonios mixtos.

Nuevas pistas sobre las Marianas

Un descubrimiento adicional viene de los restos de un individuo enterrado en las Islas Marianas hace más de 2.000 años. Su ADN indica un origen no en Papúa, como se pensaba, sino en el sudeste asiático insular. Esta conclusión sugiere que los antiguos navegantes que colonizaron las Marianas hicieron un viaje extraordinario contra vientos y corrientes, algo que subraya sus habilidades marítimas. “Nuestros resultados resaltan las notables capacidades de navegación de los primeros pobladores de las Marianas”, afirma Cosimo Posth, otro de los investigadores.

En la costa sur de Papúa Nueva Guinea, los científicos identificaron una divergencia genética entre dos comunidades vecinas. Aunque no existían barreras físicas entre ellas, sus linajes comenzaron a diferenciarse hace unos 650 años. Esto indica que sus contactos sociales, redes comerciales o sistemas culturales operaban de forma separada, dando lugar a trayectorias evolutivas distintas.

Un pasado marcado por el entorno

La aparición de esta diferenciación genética coincidió con un aumento de la actividad humana y una intensificación del comercio, tras una época de estrés climático. Según Johannes Krause, director del Instituto Max Planck, “el entorno natural influyó claramente en la forma en que las comunidades se relacionaron y evolucionaron culturalmente”.

El estudio también llama la atención sobre las limitaciones de los registros arqueológicos y la necesidad de recurrir a herramientas genéticas para reconstruir el pasado. “Solo combinando genética, arqueología y tradiciones orales podemos empezar a ver el cuadro completo”, defiende Kathrin Nägele, autora principal. El análisis genético no solo ilumina movimientos de población, sino también la historia social y cultural de grupos marginados de las grandes narrativas históricas.

Este trabajo se suma a una creciente corriente de investigaciones que matizan las teorías sobre la expansión austronesia y la historia genética del Pacífico. A medida que se recuperen más genomas antiguos en la región, será posible afinar aún más el mapa del poblamiento humano en Oceanía. Lo que ahora queda claro es que la historia genética del Pacífico no fue una simple mezcla, sino una red compleja de contactos, convivencias y separaciones.

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