Centros de datos, inteligencia artificial y renovables: una alianza estratégica para la transición digital

Vivimos rodeados de miles de millones de datos que se generan cada día, sin interrupción. Su volumen es tal que gestionarlos y analizarlos requiere de profesionales muy preparados. También de infraestructuras que tengan la capacidad de almacenar esa cantidad ingente de información. En la actual era de la digitalización, los datos se han convertido en el petróleo del siglo XXI: son indispensables para impulsar el motor de la economía que mueve el mundo.
Hoy más que nunca, las empresas necesitan compartir toda esa información de forma privada, directa, segura y ultrarrápida con agentes ubicados en todos los rincones del planeta. También los ciudadanos usamos datos a diario, casi sin saberlo y de manera inconsciente. Acciones tan cotidianas como enviar un mensaje de WhatsApp, ver una serie o una película en una plataforma de televisión, teletrabajar o escuchar música en Spotify no pueden llevarse a cabo sin un centro de datos que pueda soportar toda esa actividad.
Estas infraestructuras son fundamentales para enviar, almacenar e interconectar la información de las empresas, de la Administración Pública, de los hospitales o de las entidades bancarias. Su funcionamiento es esencial para garantizar que todo se mantenga de forma ágil y eficiente. Además, su diseño permite que, en caso de emergencia, sus sistemas y servicios siempre se mantengan operativos.

El impacto positivo en la economía y el empleo de los data centers son evidentes. Solo en España, el sector generó más de 73.000 millones de euros en 2022 (el 2,49% del PIB) y, hasta 2026, necesitará de 2.000 nuevos profesionales cualificados para atender el crecimiento de esta industria, según datos de la Asociación Española de Centros de Datos (SpainDC).
La demanda creciente de almacenamiento digital, la inteligencia artificial (IA), el despliegue del 5G y los servicios en la nube van a impulsar una expansión sin precedentes de estas infraestructuras críticas. La patronal prevé que de aquí a 2028, la demanda de este tipo de plantas se dispare un 90%, con una inversión estimada de 58.000 millones de euros hasta 2030.
No es casualidad que muchas de las empresas que están detrás de estos centros de datos hayan elegido España para establecer estas inmensas dotaciones. Su situación geográfica, la capacidad logística del país y la amplia disponibilidad de suelo industrial y de energía renovable explican este interés del sector por instalarse en nuestro territorio. SpainDC calcula que la demanda energética de estos data centers requeriría la producción de 500 megavatios (MW) de energía verde con un consumo muy estable, dada la continuidad de esta industria durante las 24 horas del día. “Que España sea uno de los principales productores de renovables del mundo es una de las grandes ventajas que ofrece nuestro país a nivel internacional para atraer inversión”, admiten desde SpainDC. Esta circunstancia coloca a España en una posición de privilegio para convertirse en una potencia mundial en este ámbito.
Uso de energía limpia y certificada
Que estas infraestructuras se ubiquen en territorios con fuerte presencia de plantas fotovoltaicas y de aerogeneradores, como Aragón, es una señal de la estrecha vinculación que existe con las energías limpias. El papel de estas fuentes de generación eléctrica es decisivo en el desarrollo y funcionamiento de los centros de datos, que en España ya utilizan energía certificada 100% renovable gracias a contratos privados de suministro (PPA). Los PPA son acuerdos a largo plazo entre una empresa consumidora y un productor renovable, están vinculados sobre todo a energía solar y eólica, facilitan el desarrollo de nuevos proyectos de este tipo y garantizan un funcionamiento alineado con los objetivos de sostenibilidad europeos.
La Comisión Europea considera una prioridad lograr unos centros de datos eficientes desde el punto de vista energético, y que sean sostenibles. En este sentido, el sector ha sido el primero en sumarse al Pacto Verde Europeo e incluso en crear el suyo propio, denominado Climate Neutral Data Centre Pact, con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2030. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que en apenas un año, los data centers necesitarán más de 800 teravatios-hora (TWh) anuales, más del doble que en 2022. Este aumento de la demanda energética obliga a las empresas a buscar formas innovadoras de alimentar sus infraestructuras mientras minimizan su huella de carbono. En este punto, la apuesta por las energías limpias vuelve a ser estratégica para el desarrollo del sector. “A largo plazo, una industria como la de los centros de datos y la evolución prevista va a precisar que continúe el avance de las energías renovables, y toda la innovación y tecnología que se derivan de ellas”, vaticinan desde SpainDC.
Desde APPA Renovables, su director general, José María Fernández Moya, corrobora que estos centros, intensivos en consumo eléctrico, requieren de un suministro estable y sostenible, lo que convierte a estas energías limpias “en la opción más adecuada”. “Nuestra ventaja es que en España el suministro eléctrico renovable es más competitivo”, añade. Esta demanda creciente por parte de los data centers permite impulsar nuevas instalaciones de este tipo, lo que refuerza los objetivos de electrificación y descarbonización. “De esta forma, la transición digital y energética avanzan de forma conjunta”, remacha este experto.