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El PP deja sin restricciones al tráfico las calles de Santander más contaminadas y regula el acceso a otras con mejores indicadores

Tráfico en la calle Marqués de la Hermida, en Santander.

Javier Fernández Rubio

Santander —

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La contaminación existe, el tráfico es el principal agente contaminante y las calles que más contaminación registran no han sido incluidas en el área restringida de la nueva Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Santander. Tras la publicación del área de tráfico restringido que estará en activo a finales de año, las críticas han arreciado en contra. Políticamente, la oposición y grupos conservacionistas han cuestionado que el área definida sea aquella en donde menos contaminación se constata, con mayor número de calles peatonales y semipeatonales y, por lo tanto, con menos incidencia en el tráfico rodado, principal fuente contaminante. Barrios como Castilla Hermida o la zona de la calle Alta han quedado fuera teniendo peores indicadores.

Estas tres conclusiones vienen recogidas en el Proyecto de Zona de Bajas Emisiones de Santander que se elaboró dentro de los trabajos previos de la nueva ordenanza reguladora, aún en trámite, y que incluye un estudio de la contaminación de la ciudad mediante mediciones en 10 puntos a lo largo de cerca de un año. Dichos medidores estuvieron ubicados en las siguientes calles: Marqués de la Hermida, Plaza Numancia, Paseo de Altamira (General Dávila), Paseo de Pereda, Avenida de Valdecilla, cruce de la Calle Guevara con la Cuesta de la Atalaya, Plaza de las Estaciones, Plaza del Ayuntamiento y calle Santa Lucía.

La conclusión certifica que, contrariamente a la idea de que Santander sea una ciudad no contaminada, que defiende en ocasiones la alcaldesa, Gema Igual (PP), tiene valores que superan lo permitido en sustancias como dióxido de nitrógeno o partículas PM10 y PM2.5: “En materia de calidad del aire, la ciudad presenta valores que en algunos casos incumplen con la normativa vigente en España. Además, a nivel general se incumplen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son el objetivo último de la implantación de una ZBE”, indica el estudio a modo de conclusión.

Asimismo, los datos disponibles responsabilizan al tráfico rodado “de una parte importante” de la contaminación en la ciudad de Santander, como “principal responsable” de la emisión de dióxido de nitrógeno (automóviles de motor de combustión interna, especialmente diésel); micropartículas PM2.5 (por la combustión y desgaste de neumáticos; y micropartículas PM10 (automóviles diésel).

No obstante, el propio estudio recomienda una ZBE central: “Cabe recomendar que la Zona de Bajas Emisiones se ubicase en un entorno central de la ciudad en lugar de en puntos más periféricos o residenciales, aunque estos últimos pudieran presentar valores puntualmente elevados de contaminación”.

Lo justifica en el gran volumen de desplazamientos que atrae El Ensanche como centro de una ciudad turística, por lo que contrarrestarlo redundaría en beneficio de toda la ciudad. Además, el Ensanche no requiere obras como otras zonas donde se implantase (movilidad vertical), dispone ya de una buena red peatonal y de conexiones de transporte público y parkings de pago; por lo que también se descarta un 'efecto frontera' en cuanto a tráfico rodado. En otras palabras, si se quiere una ZBE ya, ha de hacerse en El Ensanche.

“En otros entornos, y dada la orografía de la ciudad, habría que construir nuevos itinerarios de transporte vertical. Ello hace que, si se desea la pronta implantación de la Zona de Bajas Emisiones dada la urgencia climática, esta pudiera tener consecuencias negativas sobre la zona objetivo durante el tiempo que no se hayan proporcionado alternativas convenientes de transporte y accesibilidad”, se indica para no justificar una ZBE en otros barrios.

“Los niveles de contaminación del aire medidos en cualquiera de los entornos periféricos, si bien pueden ser más altos que en la zona más céntrica, no son por el momento comparativamente tan superiores como para que se anulen los argumentos expuestos para buscar una reducción drástica la contaminación en dichos puntos concretos”, se insiste a la hora de justificar la opción elegida.

Mediciones

En el cómputo general de calidad del aire, se ven incumplimientos en seis de los diez puntos de medición, correspondientes a las zonas de Santa Lucía y Salesianos (ozono), Marqués de la Hermida (PM10), Valdecilla (ozono y PM10), Calle Alta (dióxido de nitrógeneo y PM2.5) y Plaza de las Estaciones (monóxido de carbono, ozono, PM2.5 y PM10). “Los contaminantes que presentan peores ratios de incumplimiento son, por lo tanto, las micropartículas (ya sean PM2.5 o PM10) y el ozono”, se indica en el estudio. Ninguna de estas zonas se ha incluido en la ZBE.

Un análisis más detallado, enfocado al tráfico, concluye que la calle Alta es el único punto en el que no se cumplen ni el valor máximo permitido por el BOE ni el recomendado por la OMS para los picos puntuales de dióxido de nitrógeno. Concluye, además, que 8 de los 10 puntos de muestreo incumplen con las recomendaciones de la OMS para este contaminante, excepto Paseo Pereda/Lope de Vega y Valdecilla. En la calle Alta se multiplica por siete el valor máximo recomendado, y en Santa Lucía, por cinco.

“Ningún punto de medida cumple con lo establecido por la OMS como valores máximos recomendables de las medias diarias en micropartículas PM2.5. Destacan, por sus altos valores, la calle Alta, Valdecilla y la Plaza de las Estaciones. Los puntos que más se acercan al límite son Paseo Pereda/Lope de Vega, Guevara/Cuesta de la Atalaya y Plaza del Ayuntamiento”, recoge el informe.

Y en cuanto a los valores medios diarios de micropartículas PM10, “se incumple el máximo permitido por el BOE en los puntos de medición de Marqués de la Hermida, Valdecilla y Plaza de las Estaciones. El resto de las ubicaciones cumplen, pero Salesianos se encuentra muy cerca del límite”.

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