La pobreza infantil en Cádiz

Durante los años 2021 y 2022, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) llevó a cabo varios estudios relacionados con el derecho a la educación en Cádiz. En ellos se detectó un dato alarmante y recurrente: cerca del 30% de los niños y niñas estaban en riesgo de pobreza. Esta cifra, respaldada por organizaciones como Save the Children, motivó la realización de un informe más exhaustivo para documentar y analizar en profundidad esta problemática social centrada en la infancia, uno de los sectores más vulnerables de la población.

Por su parte, el informe de 2023 de la consultora especializada en big data, AIS Group, indicaba que cuatro de cada diez menores andaluces viven en riesgo de pobreza, siendo la cifra en Cádiz capital es del 35,7%. Aunque Cádiz se sitúa entre las ciudades andaluzas con mayor renta media por hogar, muestra importantes desigualdades internas, una alta tasa de desempleo (entre el 25% y el 30%) y un envejecimiento de la población superior al 25%.

El estudio buscaba no solo visibilizar la situación sino también provocar una reacción social e institucional. Durante el curso 2023/2024 se realizaron 355 encuestas, dividiendo Cádiz en dos grandes zonas: intramuros (casco histórico) y extramuros (zona moderna). Asimismo, se emplearon indicadores centrados en alimentación, recursos económicos, acceso a servicios básicos, vivienda, educación y conectividad digital. Los resultados obtenidos ofrecen una imagen clara de las carencias estructurales que afectan a muchas familias gaditanas:

Comidas diarias. El 98% de las familias asegura que sus hijos realizan las tres comidas principales, aunque en algunos casos con ayuda externa.

Consumo de frutas y verduras: El 15% de las familias no consumen estos alimentos con regularidad, cifra que sube al 30% en intramuros.

Dependencia de ayuda alimentaria. Un 9% de las familias recurre a entidades o Banco de Alimentos, elevándose al 22% en el casco antiguo. Este dato es especialmente grave tratándose de hogares con menores.

Ingresos mensuales. Un 20% de los hogares con hijos ingresan menos de 1.000€ al mes, alcanzando un 40% en intramuros.

Dificultad para llegar a fin de mes. El 50% de las familias encuestadas tiene dificultades económicas mensuales, lo que afecta directamente a la estabilidad y salud emocional del núcleo familiar.

Gastos escolares y extraescolares. Un 30% de las familias declara no poder costear material escolar, actividades complementarias o excursiones, cifra que se eleva al 40% en intramuros.

Gastos en ropa y calzado.Un 86% afirma poder afrontar estos gastos, aunque probablemente a costa de otros elementos esenciales.

Climatización del hogar. El 40% no puede mantener una temperatura adecuada en casa, subiendo a más del 50% en intramuros.

Acceso a ordenador. Un 30% de las familias no puede proporcionar un ordenador a sus hijos para tareas escolares, lo que genera una importante brecha digital. En intramuros, el porcentaje llega al 50%.

Conexión a Internet. El 97% de los hogares cuenta con conexión a internet, aunque se desconoce el uso educativo real que se hace de ella.

Para afrontar el problema de forma eficaz, nuestro estudio proponía una intervención integral que refuerce las políticas públicas del Estado del Bienestar: sanidad, educación, servicios sociales y vivienda. Entre las medidas estructurales sugeridas destacan:

Renta universal por crianza hasta los 18 años.

Recuperación de programas educativos para la etapa 0-3 años.

Políticas de empleo activas para familias con menores.

Protección frente a desahucios y alquiler social.

Reducción del IVA en productos y servicios esenciales para la infancia.

En el ámbito educativo, se plantea:

Ampliación del comedor escolar y actividades en verano que incluyan ocio y refuerzo.

Becas y ayudas escolares que cubran etapas no obligatorias y garanticen igualdad de oportunidades.

En cuanto a sanidad, se sugieren:

Equiparar los copagos de medicamentos para niños/as con los de pensionistas.

Deducciones fiscales reembolsables para familias sin declaración de renta.

Ampliación de la cartera sanitaria para incluir gafas, audífonos, atención odontológica, logopedia o psicología.

Además, se propone promover un desarrollo infantil saludable, combatiendo los determinantes sociales que condicionan negativamente la salud desde la infancia.

Uno de los grandes aciertos de esta investigación nos parece que ha sido la implicación del alumnado y profesorado en la elaboración del estudio. Esto ha permitido no solo recopilar datos relevantes, sino también fomentar en el alumnado una conciencia crítica y un compromiso activo con su entorno. A través del conocimiento directo de su barrio y su comunidad, los jóvenes adquieren herramientas cívicas fundamentales. Este enfoque educativo dota al estudio de una doble función: científica y formativa, reforzando el papel de la escuela pública como agente transformador y consciente de su contexto.

Conclusión

El informe elaborado por la APDHA pone de relieve una realidad que no puede ser ignorada: la pobreza infantil en Cádiz es estructural, persistente y con consecuencias profundas sobre el desarrollo y bienestar de la infancia. Las cifras son claras y dolorosas: una proporción significativa de menores gaditanos crece en hogares con grandes carencias materiales y oportunidades limitadas. Esta situación no es solo una vulneración de derechos fundamentales, sino un lastre para el futuro de toda la sociedad.

El estudio no se limita a la denuncia, sino que propone una batería de medidas concretas, muchas de las cuales ya han sido formuladas por organizaciones sociales y que esperan aún su aplicación efectiva. La inversión en la infancia no debe verse como un gasto, sino como la base del progreso colectivo. Cádiz, como ciudad envejecida y con importantes desigualdades internas, tiene en sus manos la posibilidad y la responsabilidad de actuar.