Este espacio ha sido promovido por la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) y cuenta con la financiación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Unión Europea, a través de su Fondo Social Europeo, con el objetivo de difundir experiencias, opiniones y ejemplos de proyectos basados en la economía social y solidaria
La economía social como un valor añadido a la consultoría ambiental: “No es una exigencia, es una motivación”

El concepto de economía social se acerca cada vez más a todos los sectores de la sociedad. Su impulso a través de políticas públicas y el esfuerzo de quienes han creído desde hace décadas en conceptos más sostenibles para la sociedad, ha hecho que el concepto pase de ser una suerte de utopía a ser una realidad tangible, en nuestras ciudades y pueblos.
Es justamente este pensamiento con el que se fundó la cooperativa de trabajo Agresta, hace ya décadas, y con el que sigue manteniendo su filosofía de trabajo. Ser fiel a los principios de un trabajo sostenible, respetuoso y, a la vez, que sea viable en términos económicos, no es sencillo. Pero con un equipo comprometido se puede.
Sonia Marín y Pilar Durante son dos personas de un gran equipo que se extiende por la geografía española. Nos atienden desde Cuenca, donde la cooperativa de trabajo tiene su sede en Castilla-La Mancha. “Los beneficios que tenemos, decidimos en grupo hacia donde van”, explican en conversación con elDiarioclm.es.
Pero trabajar en consonancia con la economía social va mucho más allá de decidir qué hacer con los beneficios. Es llevar a cabo un trabajo teniendo en cuenta cada una de las variables del trabajo para que sean respetuosas e incluso con bajas emisiones de carbono. “Siempre intentamos tener esa vinculación a la hora de nuestros proyectos”, explica Durante.
Un “valor añadido”, el de la economía social
El ámbito de trabajo de Agresta es la consultoría ambiental y forestal, con “fuerte motivación innovadora y tecnológica”. Llevan en ello desde el año 2000, cuando un grupo de compañeros de la facultad se planteó hacer las cosas de otra manera. Y algunos siguen en la cooperativa desde entonces. “Creo que no se ha despedido a nadie en estos 25 años”, explica Pilar.
Su objetivo lo plantean como una forma de construir una sociedad “más habitable” con “creatividad, profesionalidad y calidad laboral”. Eso sí, reconocen que no siempre es sencillo comunicar una estructura diferente, como es la de la cooperativa, fuera de lo que tradicionalmente se entiende como tal. “Cuesta entender este valor añadido que tiene nuestra estructura”, señala Durante.
Pero han hecho de la economía social su bandera y dentro de su propia cooperativa, han formado un grupo que trabaja en la economía social y solidaria, fomentándola en todos los centros de trabajo con los que cuenta Agresta, impulsando acciones en conjunto y en función del entorno en el que se desenvuelven. No es lo mismo intentar llevar a cabo una gestión 100% sostenible en Madrid que en Cuenca, apuntan.
Desde el papel de impresora hasta los móviles
Cuando se plantea un entorno de trabajo sostenible, implica desde el papel de impresora que se compra, hasta los móviles de empresa que se utilizan y las empresas de catering. Pero no es tan sencillo cuando se sale de grandes núcleos urbanos como Madrid o Barcelona. “Pero es cierto que una ciudad como Cuenca te enteras antes y más rápido de los servicios. Aunque es más difícil porque no hay una infraestructura hecha”, reflexiona Pilar Durante.
El equipo al completo funciona como una red que sostiene estos principios de la economía social, que se basan en la democracia, participación, igualdad y equidad y la solidaridad. “No es una exigencia, es una motivación”, explican ambas trabajadoras.
Sonia Marín, por su parte, trabaja en Madrid en el área administrativa de la cooperativa, que en el caso de Agresta, no solo se limita a elegir entre las escasas alternativas de banca ética, sino también buscar alquileres que tengan relación economía social -algo que aún no han encontrado-, y también elegir el mejor medio de transporte. Pero, además, el trabajo de la cooperativa en la capital incluye un trabajo de difusión en institutos, centros de educación a nivel universitario, para mostrar que una forma de emprender es en el formato de cooperativa.
Este trabajo lo han logrado hacer, gracias a fondos adquiridos precisamente por ser una cooperativa. “Tenemos bastante demanda”, asevera Marín. “Las empresas están más abiertas, aunque es un tema que todavía cuesta entender”, añade.
La semilla de la economía social, señala como metáfora Pilar Durante, se ha ido cuidando en un invernadero, pero también hay quien ha decidido cogerla y tirarla para ver qué ocurre cuando cae en el suelo. Esto ha hecho que, por ejemplo, el primer ayuntamiento albaceteño se haya puesto en contacto con Agresta para recibir una consultoría en temas de economía social y solidaria.
Todavía hay mucho camino que recorrer, advierten, sobre todo en regiones de interior como Castilla-La Mancha, donde la presencia de la economía social todavía es “muy tímida”, aunque ya comienza a estar encima de la mesa de las administraciones públicas. Pero para ellas, vale la pena. “Intentamos que las personas que estamos trabajando, lo hagan motivadas. En los 25 años de historia, no se ha echado a nadie”, resalta Durán. Y Sonia Marín bromea: “Imagínate, el Gobierno se nos adelanta en la reducción de jornada”, un proyecto que tienen pendiente, pero que está en su horizonte.
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Este espacio ha sido promovido por la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) y cuenta con la financiación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Unión Europea, a través de su Fondo Social Europeo, con el objetivo de difundir experiencias, opiniones y ejemplos de proyectos basados en la economía social y solidaria
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